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Escrito por: Rafael Reyes Santamaría

julio 14, 2020

La ciudad en bicicleta, ¿es posible?

¨Si puedo rodar¨ son las palabras que se leen en la portada azul y rosa de la llamativa y bien diseñada Guía Ciclista de la CDMX. Pero, en realidad, ¿esta gran ciudad permite los traslados en bicicleta para realizar tus actividades diarias? ¿Será posible librar largas distancias que, por el tiempo de recorrido, parecieran interminables?

La Ciudad de México es un sitio tan mágico que, para describirlo, serían necesarios el mismo número de tomos enciclopédicos como habitantes en la urbe. Por ello, me remonto a una frase con la que un día tropecé no recuer­do dónde, la cual retrata muy bien la idea de ciu­dad actual: “Si llegaran los extraterrestres creerían que los humanos veneramos al auto”.

¿Auto o bicicleta?

Actualmente, la infraestructura de la ciudad está diseñada para dicho sistema de movilidad individual, considerado erróneamente como indicador de estatus socioeco­nómico; el objeto que resuelve todos tus proble­mas, que brinda “comodidad”, y creemos que el auto es imprescindible para la felicidad. Pero esas supuestas bondades se evaporan en el primer em­botellamiento de dos horas y media de cualquier vialidad que te lleva a tu destino. El problema es que, para ese momento, que ya es demasiado tarde, el auto se convirtió en un objeto de veneración.

Es el siguiente paso el que cuesta más trabajo: ser capaz de prescindir del auto y darnos cuenta de que la percepción que tienen los demás de nuestro poder de adquisición no es más importante que la calidad de vida que nos ofrece, en la ciudad, ese medio de transporte.

De esto nos podemos dar cuenta, sin entrar a temas económicos y de salud, comparando el automóvil y la bicicleta como medio de transpor­te, y mucho menos mencionando los contaminantes que se generan por uno y por el otro, porque para hacer esto, tendría que señalar estadísticas y por­centajes que ilustren las diferencias. Y como éstos son tediosos, aburridos y, por lo general, los invento, los vamos a dejar fuera. Lo que sí les quiero com­partir es un fragmento del libro de David Byrne, Diarios de Bicicleta, donde describe los recorridos en bicicleta que disfruta en sus múltiples viajes por diferentes ciudades del mundo:

“Hoy día los desplazamientos de noventa minutos no resultan algo inusual. Aunque mucha de esa gente utiliza el transporte público —tren y metro—, un buen porcentaje se desplaza individualmente en coche. Es insostenible. Insostenible significa que, a la larga, esa conducta inevitablemente tendrá que cambiarse o modificarse, ya sea de forma meditada y voluntaria o como resultado de consecuencias trá­gicas. En cualquier caso, no podrá seguir así duran­te mucho tiempo más.”

Andar en bici, un estilo de vida

Hoy, después de varios años de vivir esta ciudad en bicicleta y dejar de lado el auto, les puedo decir que sí, si es posible trasladarse al trabajo, a la casa, al teatro, al bar, a la universidad y a los múltiples destinos que ofrece un territorio con más de veinte mi­llones de habitantes.

Hace un par de días leí en la cuenta de Twitter de una ciclista, “claro, la bicicleta es un medio de transporte, pero también una acti­tud, un activismo y el espejo de una lógica de vida increíble.” Dicho testimonio encapsula la sensación que genera el utilizar este medio alternativo de transporte.

El activismo nos permite predicar con el ejemplo, no se trata de sólo quejarnos por los problemas de tráfico y contaminación en la ciudad; de esta mane­ra, podemos ser parte de la solución.

¿La ciudad en bicicleta? Sí, definitivamente es posible

El espejo de una lógica de vida se puede interpre­tar con el hecho de qué eres, por lo que haces y lo que piensas. Actualmente, somos el reflejo de lo que algún día fuimos, de aquellas enseñanzas y equivo­caciones del pasado. Una referencia de ello es el hecho de montar en una bicicleta y revivir esos re­cuerdos de la infancia, la satisfacción, la felicidad, la libertad que generaba salir a jugar con tus amigos.

Esto lleva a que ahora esa sensación del aire tocando el rostro, de poder observar y descubrir co­sas nuevas en cada pedaleada llene a la persona de satisfacción, y así poder tomar un nuevo modelo de vida que no da bienestar al individuo y a la comunidad.

Por tal motivo, hoy puedo decir que, trasladarme en bici, me permitió ver la ciudad des­de otra perspectiva y aprender a disfrutarla.

Para saber más

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Uicstock, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.4uic.mx/eventos/10-uicstock/

Decálogo de los Gansos Salvajes, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.4uic.mx/decalogo-de-gansos-salvajes/

Víctor M. Martínez Beltrán, El soundtrack de la caída del muro de Berlín, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.4uic.mx/https-www-4uic.mx-lamusicadelmurodeberlin/

David Byrne, Diarios de bicicleta, México, Sexto piso realidades, 2011.

Karemm Danel, El diablo debe ser un gran lingüista, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.4uic.mx/el-diablo-debe-ser-un-gran-linguista/

Ramiro Gómez Arzapalo, Seis cuentos coreanos: ventanas narrativas a la cultura oriental, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.4uic.mx/seis-cuentos-coreanos-ventanas-narrativas-a-la-cultura-oriental/



* Las opiniones vertidas en las notas son responsabilidad de los autores y no reflejan una postura institucional

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